Los griegos la llamaban “Phoenicoperus”. Para ellos, el ave Fénix tenía plumas perfumadas y era un animal sagrado que solo existía en Egipto, volaba hacia el altar del Heliópolis cada 500 años, se prendía fuego y y renacía al otro día.
En la tradición cristiana el Fénix vivía en el Jardín del Edén. Cuando Adán y Eva fueron expulsados, el ángel encargado de desterrarlos despidió una chispa en su espalda que prendió fuego el nido del ave, haciéndolo arder hasta consumirse. Pero como era la única criatura en negarse a la fruta prohibida, se le concedió la inmortalidad y la capacidad de lograrlo renaciendo.
Así se supone que el ave hacía su nido y ponía solo un huevo que empollaba por tres días. Al cumplirse este periodo, el Fénix se quemaba y resurgía del huevo el mismo. Así se convirtió con el tiempo en símbolo de la inmortalidad y de la esperanza que jamás debe morir en el ser humano.
1 comentarios:
Me gusto tu blog......lastima ke no pude ver al fenix.........
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